Ciudad de Córdoba, un sábado a la tarde cualquiera, el día transcurría como cualquier otro en una gran urbe, sentado frente al monitor de la PC o apretando mil veces el botón del control remoto para intentar conseguir ver algo decente en la televisión. Aire acondicionado o ventilador y tras las ventanas el murmullo mundano que acompaña permanentemente, ruidos, bocinas, gritos, sirenas, etc.
De pronto aparece, sin que nadie lo llame, como un llamado desesperado ese deseo de la mente de querer escapar a ese infierno de hormigón al cual ya estamos “casi” acostumbrados.
Revisión mental rápida de lugares, y equipo necesario, no hay tiempo para grandes preparativos, solo se tiene en claro una cosa, irse cerca pero lejos, juego de palabras o contrariedad gramatical, solo nosotros podemos entender el significado de esa frase, cerca físicamente pero lejos de lo que nos rodea, casi como si una fuerza nos empujara saltamos y empezamos a buscar todo lo que necesitamos para poder irnos lejos, pero cerca…
Mochila, ropa de trekking, zapatillas, elementos varios y de a poco vamos armando ese montoncito de cosas y ya nuestra cara empieza a tener otra expresión mientras la tarde toma un color crepuscular y ya no vemos la hora de ver el amanecer para dar comienzo a nuestra salida.
Detalle importante, el almuerzo, soy de los que les gusta comer bien en la montaña, en la ciudad un sándwich o cualquier otra cosa alivia, en la montaña no, una buena comida enriquece el alma. Además seamos sinceros, allá arriba todo tiene mejor sabor y se disfruta más. Poco tiempo para pensar así que revisión rápida a las provisiones existentes y corrida a realizar las compras de último momento. Desilusión al ver que el cartucho de nuestro calentador no tiene ni olor a gas, a no desesperar, recuerdo un calentador casero a alcohol con dos latas de gaseosas que vi en internet que construí hace un tiempo y el cual anda bastante bien y lo meto a la mochila, todo listo, a descansar que mañana salimos antes que el sol.
El domingo a las cinco de la mañana ya estamos despiertos, a pesar de haber puesto el despertador a las seis, pero nuestra mente nos apura y nos hace ganar una hora, desayuno y a cargar el auto, el destino: Los gigantes.
Pasadas las seis ya estamos recorriendo la autopista a Carlos Paz, seguimos por la ruta 38 hasta la localidad de Tanti y de ahí comienza el ripio de la ruta 28 que nos coloca en algo menos de 30km de recorrido a los pies del macizo de los gigantes.
Llegamos a “la rotonda” dejamos el vehículo y comenzamos a subir, paso a paso, lentos pero captando en nuestra retina cada piedra, nube o lugar, después de tanto tiempo volvemos a “escuchar” el silencio. Seguimos subiendo y fijamos nuestro rumbo al cerro de La cruz (2.260msnm), continuamos subiendo, mil paradas a observar, sacar fotos o simplemente quedarse por un instante mirando a lo lejos, despejando la mente.
Pasamos por “el pollito” piedra característica que debe su nombre a su forma parecida al de este animal, paramos, nos rehidratamos, fotos y seguimos caminando hasta llegar al pie del cerro, paramos un rato y nos entretenemos viendo a los escaladores disfrutando de esa hermosa pared con sus múltiples vías de escalada y que es una de las principales palestras de nuestra provincia. Nosotros vamos por el camino fácil, el que se sube sin necesidad de equipo de seguridad así que rodeamos el cerro y buscamos el comienzo del sendero que nos depositara en su cumbre.
“NOTA: a pesar de no ser necesario equipo de seguridad, en el camino mencionado hay partes que se suben escalando con las manos y algunas un poco expuestas, si no tenemos un mínimo de experiencia y conocimiento del lugar, ya que por ahí podemos confundirnos por donde seguir y vernos de pronto en una situación complicada, en esos casos es aconsejable que nos acompañe un guía.”
Ascendemos y de a ratos, nos damos vueltas y observamos, allá abajo está el valle, y lejos, mucho más lejos el caos citadino, respiramos profundo como queriendo absorber todo el aire puro que podamos y seguimos la marcha, de pronto el terreno pierde verticalidad y se hace mas plano, unos pasos y ya podemos ver la cruz, unos pasos más y ahí está, a nuestros pies la cima que soñábamos el día anterior.
Hace unos años estuve en los gigantes, increíble lugar. este verano seguramente vuelva,
Espero la segunda parte del relato y si puede ser un poco mas de información sobre otros lugares para recorrer en el lugar.
saludos
Hola Ariel, si la verdad que es uno de los lugares más lindos de Córdoba para trekking y escalada. En cuanto a la información en la segunda parte vamos a explicar mas detalles del sendero, distancias, etc. Y proximamente saldra una nota sobre el valle de los lisos, que es otro lugar interesante para recorrer en los gigantes.
Hola, sabrían informarme si se puede acampar en la zona, gracias
Estimado Guille, efectivamente se puede acampar en todo el predio de Los Gigantes. Los mejores sitios son en la base del cerro de la cruz, en los lisos o cerca de los refugios.