Este 17 de agosto de 2025 se conmemoraron 175 años del paso a la inmortalidad del General José de San Martín, uno de los máximos próceres de la historia argentina y americana. Su figura, símbolo de libertad y estrategia militar, trasciende fronteras y generaciones. En este contexto, vale recordar no solo sus batallas más conocidas, sino también los momentos clave que forjaron el camino hacia la independencia continental.
Uno de esos momentos fundamentales ocurrió en julio de 1816, en la ciudad de Córdoba, donde San Martín mantuvo una reunión secreta con Juan Martín de Pueyrredón que resultaría decisiva para la organización del Cruce de los Andes y la posterior liberación de Chile y Perú. Esta es la historia de una casa, una ciudad y una reunión que ayudaron a cambiar el destino de América.
El Cruce de los Andes, liderado por el General José de San Martín, fue una de las campañas militares más extraordinarias de la historia. El 17 de enero de 1817 marcó el inicio oficial de esta epopeya que cambió el destino de América del Sur.
Ese día comenzó a avanzar la columna principal del Ejército de los Andes, compuesta por unos 4.500 hombres, además de mulas, caballos, artillería y provisiones. El objetivo era claro: atravesar la cordillera para liberar a Chile del dominio español. Apenas semanas más tarde, la estrategia se coronaría con la victoria en la Batalla de Chacabuco, el 12 de febrero.
El propio San Martín relató en una carta a su amigo Tomás Guido:“El 17 empieza la salida de la vanguardia: las medidas están tomadas para ocultar al enemigo el punto de ataque. Si se consigue y nos dejan poner pie en llano, la cosa está asegurada…”
Aunque las seis columnas del ejército partieron en fechas distintas, el 17 de enero se considera el inicio oficial de la campaña por tratarse de la salida de la columna principal, bajo el mando directo de San Martín.
Una reunión secreta en Córdoba que definió el plan continental
Lo que pocos conocen es que esta campaña decisiva no comenzó en la montaña, sino en Córdoba, en una reunión clave que tuvo lugar en julio de 1816. Allí se encontraron José de San Martín y Juan Martín de Pueyrredón, recién designado como Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Durante dos jornadas de reuniones, ambos líderes trazaron los lineamientos estratégicos para liberar Chile y acordaron el apoyo político, financiero y militar necesario para llevar a cabo la operación. Esa entrevista secreta se convirtió en el verdadero punto de partida del proyecto emancipador de Sudamérica.
Orencio Correas: el anfitrión que apoyó la independencia
Durante su estadía en Córdoba, el General José de San Martín se hospedó en la casa de su amigo José Orencio Correas, ubicada en el histórico barrio del Pilar. La familia Correas gozaba de una posición social sólida y mantenía vínculos estrechos con la alta sociedad local, lo que les permitió participar activamente en el movimiento independentista.
El 9 de julio de 1816, San Martín fue recibido en esta residencia cordobesa, que se convirtió en un espacio reservado y seguro para una reunión crucial. Días más tarde, Juan Martín de Pueyrredón, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, se unió al encuentro. Él se alojó en otra casa histórica, ubicada en la esquina de 25 de Mayo y Alvear, que también sirvió como sede de reuniones entre ambos líderes.
En la casa de los Correas se gestaron los planes estratégicos para la creación del Ejército de los Andes y la posterior expedición libertadora hacia Chile. Aunque Orencio Correas no suele ser mencionado entre los grandes nombres de la historia, su hospitalidad y compromiso patriótico fueron claves para que San Martín pudiera definir y organizar la campaña más ambiciosa de su carrera militar.
El legado de la familia Correas
La participación de los Correas fue mucho más que un gesto de cortesía. Su hogar se transformó en un centro de operaciones estratégicas, y Orencio Correas actuó con discreción y firmeza, brindando apoyo logístico y político en uno de los momentos más delicados del proceso emancipador.
La historia de esta familia cordobesa representa a tantas otras familias locales que, sin ocupar los primeros planos, jugaron un rol decisivo en la consolidación del proyecto libertador impulsado por San Martín.
El caso de Orencio Correas demuestra cómo la independencia se gestó también en casas privadas, lejos del campo de batalla, y cómo la confianza personal fue un valor clave para avanzar en la lucha por la libertad de América.
El aporte de Córdoba al Ejército de los Andes
Más allá de su valor simbólico como sede de aquella reunión, Córdoba fue también un bastión logístico fundamental. Según registros históricos, la provincia aportó:
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55 soldados voluntarios
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3.086 ponchos y frazadas
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394 caballos de la sierra
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Telas, pólvora y herramientas
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Donaciones privadas de familias destacadas como la de Vélez Sarsfield, Roque Funes y Solares
Este apoyo permitió al Ejército de los Andes contar con los recursos necesarios para enfrentar su marcha por la cordillera y las futuras batallas.
Una casa histórica que ya no existe
La casa donde se alojó Pueyrredón, ubicada en 25 de Mayo y Alvear, fue demolida en 1957. A pesar de los pedidos para preservarla como patrimonio histórico, las autoridades de la época desestimaron su valor por considerar que solo existía respaldo en la tradición oral. Hoy, una placa en la fachada de un bar recuerda el importante episodio que allí tuvo lugar.
Un momento decisivo para América
En una carta fechada el 12 de agosto de 1816, San Martín escribió al diputado Godoy Cruz:“Nuestra entrevista con Pueyrredón ha proporcionado grandes ventajas a la causa; todos los obstáculos se han removido y en todo se procederá con firmeza y unión.”
El Cruce de los Andes comenzaría pocos meses después. Pero el verdadero inicio de esa gesta ocurrió en Córdoba, donde dos hombres visionarios, apoyados por ciudadanos comprometidos como los Correas, activaron un plan que cambiaría para siempre el rumbo de la región.